Desigualdad social

Condiciones laborales en la industria textil e Bangladesh

La industria textil tiene una importancia social y económica crítica en Bangladesh y emplea a más de cuatro millones de personas, muchas de las cuales son las únicas asalariadas de sus familias. También es una importante fuente de empleo para las mujeres en un país donde han sido excluidas en gran medida del trabajo formal en las ciudades.

Muchas fábricas textiles en Bangladesh a menudo comprometen la salud y la seguridad de sus trabajadores debido a la gran presión de las empresas para cumplir con los plazos ajustados. Esto es un problema ya que los trabajadores casi no tienen forma de quejarse: pocas fábricas tiene un departamento de recursos humanos y los funcionarios locales no suelen hacer nada respecto a las violaciones. Además la mayoría de estos trabajadores son mujeres de sectores pobres (alrededor del 90%) y sin ninguna estructura como sindicatos formales o uniones de trabajadores, muchos carecen de la capacidad de denunciar las injusticias ya sea por falta de conocimiento o por temor a perder su seguridad económica.


Rana Plaza
A pesar de regulaciones nacionales y convenciones internacionales los trabajadores de Bangladesh siguen estando en bajas condiciones de trabajo mientras contribuyen a la riqueza del país (80% de las exportaciones). El escenario es aún peor cuando se trata de mujeres trabajadoras, ellas están expuestas a riesgos físicos y mentales. Los problemas asociados con el ambiente de trabajo incluyen largas jornadas, falta de instalaciones de descanso, lugares de trabajo superpoblados, falta de instalaciones de salud y seguridad, además de agua potable. Por otro lado tenemos la exposición a agentes tóxicos, posturas incómodas y movimientos repetitivos. La exposición al acoso y la violencia sexual y verbal y psicológica en el lugar de trabajo son riesgos comunes.


Brecha étnica

Ecuador

De acuerdo con la INEC al cierre de 2019 la cifra de pobreza se había incrementado a 25,5% a nivel nacional y 43,8% a nivel rural afectando especialmente a campesinos e indígenas casi el doble del promedio nacional, con los más altos indicadores de desnutrición, mortalidad infantil, desempleo y subempleo. 

En Ecuador hay alrededor de 11 millones de indígenas; el 21,4% reside en la Amazonia, el 7,3% en la Sierra Sur, el 8,3% en la costa e Islas Galápagos y el 60,3% en seis provincias de la Sierra Centro-Norte. De la población de la región Sierra Centro-Norte el 87,5% sigue residiendo en zonas rurales. Según  datos de 2007 de la ENEMDU los ecuatorianos tienen una brecha salarial étnica de 44,9%. Los que trabajan en el sector agrícola se encuentran entre los de menos ingresos: un 30% menos por hora que los que trabajan en el sector informal.

Latinoamérica

La migración a espacios urbanos pueden ampliar la cantidad y la calidad de los servicios, ampliar el acceso a la atención médica y la educación, y brindar más oportunidades económicas. A nivel regional, los pueblos indígenas que viven en entornos urbanos tienen 1,5 veces mejor acceso a electricidad y 1,7 veces mejor acceso a agua corriente que sus contrapartes rurales. La finalización de la educación primaria también es 1,6 veces mayor para los indígenas urbanos que para sus contrapartes rurales, la educación secundaria 3,6 veces mayor y la educación terciaria 7,7 veces mayor. Además, el espacio urbano puede ser un vehículo para reducir la discriminación basada en el género y permitir nuevas formas de participación política y expresión cultural para los pueblos indígenas. Aunque las migraciones rural-urbanas no afectan únicamente a los pueblos indígenas, lo que es distinto es que tan fuerte les afectan las diferencias rural-urbanas.

El porcentaje de indígenas que viven en barrios marginales casi duplica la proporción de habitantes urbanos no indígenas. Treinta y seis por ciento de todos los habitantes urbanos indígenas habitan ambientes inseguros, insalubres y contaminados. Las migraciones urbanas también alteran las redes de seguridad social y los sistemas tradicionales de tenencia de la tierra, lo que podría exponer a los pueblos indígenas a una mayor marginación.

De manera general, la creciente desigualdad económica entre indígenas y no indígenas está asociada con condiciones desventajosas de inclusión en el mercado. En ciudades, indígenas trabajan principalmente en trabajos poco calificados y mal pagados. En países con grandes poblaciones indígenas urbanas, como Perú, Ecuador, Bolivia y México, el porcentaje de personas indígenas que ocupan trabajos estables y altamente calificados es de dos a tres veces menor que el porcentaje de personas no indígenas. Además, en muchos países la probabilidad de trabajar en el sector informal ha aumentado o se ha mantenido estancada. En Ecuador y Guatemala, la probabilidad de trabajar en el sector informal aumenta en un 12% y un 8%, respectivamente, independientemente de su nivel de educación, género, número de dependientes o lugar de residencia. residencia. Por lo tanto, los trabajadores indígenas tienen menos probabilidades de recibir beneficios como seguridad social, seguro médico, fondos de jubilación y otras compensaciones legales que los trabajadores no indígenas.

Incluso si una persona indígena completa la educación superior, sus ingresos suelen ser significativamente más bajos que los de una persona no indígena con la misma calificación. Los datos muestran que, independientemente de los antecedentes educativos, el sexo, la edad, la cantidad de dependientes y el lugar de residencia, es probable que una persona indígena gane un 12% menos que una persona no indígena en las zonas urbanas de México, y alrededor de un 14% menos en las zonas rurales. En Bolivia, una persona indígena probablemente gana un 9% menos en entornos urbanos y un 13% en áreas rurales; y en Perú y Guatemala, ganan alrededor de un 6% menos. En Perú y Bolivia, sin embargo, la brecha salarial de los indígenas que viven en áreas urbanas se redujo durante la década; en Perú, en casi un tercio. Sin embargo, para las mujeres indígenas la brecha salarial es mucho mayor, las mujeres bolivianas ganan un 60% menos que las mujeres no indígenas por el mismo tipo de trabajos. Al mismo tiempo, la brecha en educación entre hombres y mujeres indígenas creció en ambos países, lo que sugiere que las inversiones en educación podrían ayudar considerablemente a mejorar la inclusión de los pueblos indígenas en el mercado.

¿Quiénes garantizan el cumplimiento de los derechos humanos?

  • Corte Interamericana de Derechos Humanos
  • Comisario de Derechos Humanos
  • Organización de las Naciones Unidas
  • Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos 

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